jueves, 6 de agosto de 2009

I love spicy León


Todos los años, al llegar a Sabero había que cumplir con algunos ritos. Coger ortigas aguantando la respiración, sacudir las telarañas de las bicis, tirarnos del tobogán de dos lenguas, bañarnos en el río, comprar cebolletas y petazetas en el kiosco de Iris, gominolas y cortezas de trigo en Florencia y el broche final: comprar una bolsa de patatas picantes en el Casino.

Dan mucha sed y están impregnadas de especias. En las bolsas no quieren desvelar el secreto. ¿Qué las añadirán? Puede que las añadan pimentón picante, el dulce pocas veces se encuentra en las despensas leonesas. O puede que las sumerjan en aceite caliente con guindillas y chupen el sabor, la forma en que probablemente se preparan en Casa Blas, una taberna cercana al Hotel San Marcos.

A Blas, un anticuario retirado, un buen día le dió por sacar la sartén y cortar patatas en rodajas muy finas, añadirlas un puntito de sal y otro pellizquito de picante. Esas patatas panaderas con sabor a guindilla son muy populares en la mayoría de bares del Húmedo. Os recomiendo pedir un cucurucho cuando visitéis esta zona de León. Sobre todo si váis en Semana Santa, para neutralizar el alcohol de las limonadas.

El hijo de Blas fue de los primeros en abrir una fábrica de patatas fritas. Por eso tal vez el secreto de las patatas chips leonesas que dejan aliento de dragón es un buen puñado de guindillas escondidas en el interior de las freidoras industriales.

Tras cinco años de ausencia, fue posar los pies en Sabero e ir de inmediato a comprar una bolsa. Fue dificil. Matutano obliga a los bares a vender sólo sus productos. No dejemos que León pierda su picante. I love spicy León.




2 comentarios:

Crisac dijo...

Reich, los que somos de León no tenemos esa percepción del picante genuino leonés, te lo descubre alguien de fuera, como cuando vine a Madrid.

Sobre patatas, Casa Blas está ahora de capa caída. O el aceite no está lo suficientemente caliente o las sacan muy pronto, por eso quedan blandas y se pegan unas a otras (aunque a mí gustan así).

El cucurucho del que habla Reich hay comprarlo en El Flechazo (pleno Húmedo), muy finitas y crujientes, y lo tienes picante y sin picar. Completas el menú con la mejor pizzería autóctona de León, La Competencia, y te quedas tan ancho. Por cierto, en Semana Santa hay mucha gente es mejor en agosto...

Massi dijo...

Lo que significa ser guiri: he vivido allí y ni me enterado...vaya, vaya!